Si piensas en invertir en un buen sofá y no sabes por dónde comenzar, lo que leerás a continuación te será de mucha ayuda. Son tantas las opciones disponibles en el mercado que es normal sentirse sobrepasado. Pero tranquilo, no es necesario que te estreses. Con algunos consejos sencillos podrás adquirir el mueble ideal para tu hogar y estilo de vida.
Antes que todo, tenemos que pensar en el espacio del que disponemos, ya que de esto dependerá de cuántos cuerpos será el sofá y cómo será el modelo. Los que tienen patas son ideales para espacios pequeños, pues generan la sensación de amplitud.
La funcionalidad debería ser uno de los primeros puntos a considerar, junto con el espacio. Si nuestro hogar es pequeño, no tiene habitaciones para alojados y queremos que nos ayude a solucionar inconvenientes, puede ser una gran alternativa comprar un sofá estilo futón o con un doble fondo que nos permita guardar cosas.
Tenemos que pensar también en el ambiente donde vamos a dejarlo, ya que no es lo mismo uno para el living que uno para un dormitorio, biblioteca o sala de estar. Una buena idea es mirar bien la habitación y en base a los accesorios y muebles que tenemos, definir el estilo de sofá que mejor le quedaría. Si es el primer elemento que tendremos, podemos utilizarlo como la pieza clave y principal de nuestra decoración, así el resto de objetos girarán en torno a él. Para que sea el protagonista absoluto, elijamos un modelo que vaya con nuestra onda pero que a la vez agregue originalidad a nuestro espacio.
Es importante pensar en nuestro presupuesto ya que este tipo de mueble suele ser caro, pero no es recomendable escatimar demasiado en este punto. Un sofá de mala calidad nos complicará la vida.
Dependiendo del dinero que estemos dispuestos a gastar, podremos decidir el material del que estará hecho. Los componentes más comunes para el armazón son la madera y el hierro. Los primeros suelen ser más baratos pero el metal es mucho más duradero y firme.
En cuanto al relleno, los más habituales son la espuma y la gomaespuma. La primera debe tener una densidad de al menos 30 kg en cada asiento y de 20 kg en el respaldo para asegurarnos de que tenga la calidad que necesitamos. La segunda por su parte es más firme pero es calurosa.
Ciertos materiales de tapicería también harán nuestro sofá más caluroso y más o menos difícil de limpiar. El cuero se puede mantener sin manchas y bien cuidado sin tanto esfuerzo, mientras que el algodón es mucho más fresco que las telas sintéticas. Otros materiales comunes son la viscosa y el lino. Además de pensar en la limpieza y en la resistencia, la tela que elijamos debe permitir que nuestro mueble respire, sobre todo si tiene demasiado relleno.
Por último, el color y el estampado son otros factores importantes. Los tonos estridentes y estampados grandes suelen restar espacio, mientras que los claros y tapices lisos aportarán mayor amplitud a nuestra habitación. Esto es muy útil en lugares pequeños como departamentos o habitaciones de invitados.
Si bien tienes mucho en qué pensar, considerar cada uno de estos puntos te puede ser de utilidad y servirte como guía para la próxima vez que salgas en busca de tu sofá soñado. El consejo final es la paciencia, te puede tomar un tiempo encontrar el ideal para ti, pero cuando lo hagas verás que valió la pena la espera.